Hoy es 25 de octubre. Hace un año celebrábamos en una noche épica el aplastante y categórico triunfo del Apruebo y de la elección de una Convención para redactar la primera Constitución plenamente nacida en democracia en nuestro país. Justo el día en que conmemorábamos un año de la mayor protesta social de nuestra historia, con millones de personas marchando en todas las regiones del país, a una semana del inicio de la revuelta popular de octubre. 

No es posible comprender el profundo proceso de transformación política, social y económica al que asistimos en nuestro país sin relacionar estos hitos políticos, que vienen a cerrar años de confluencia de distintas fuerzas sociales movilizadas y en articulación. El momento constituyente, condicionado histórica e institucionalmente por las transacciones que dieron lugar al cambio de régimen de la dictadura a la democracia y perpetuaron por más de 40 años la ilegítima Constitución de Pinochet, es la confluencia de la Revolución Pingüina, de los movimientos feministas, de las manifestaciones y articulaciones contra el extractivismo, la crisis climática, las protestas estudiantiles de 2011, del movimiento por un nuevo sistema de pensiones, de las luchas de diversidades y disidencias sexuales, entre otras. Todas esas causas, en definitiva, se expresaron hace dos años en el estallido que devino en un cuestionamiento al sistema en su conjunto y a las elites incapaces de atender las legítimas demandas y necesidades del pueblo. 

Este tránsito hacia un nuevo régimen constitucional, nacido de la voluntad de los pueblos de Chile, que actualmente discurre en una Convención democrática, paritaria, con participación de los pueblos originarios y con una vocación transformadora inédita en nuestra historia, se ha entrecruzado con procesos electorales sucesivos que han permitido el avance de aquellas fuerzas políticas, independientes y partidistas, que hemos estado por la transformación del modelo y no por su mera administración. El Chile que despertó y que se evidencia en nuestros dos 25 de octubre ha ido también accediendo a espacios de participación política institucional como la misma Convención, las alcaldías, los Gobiernos Regionales, las concejalías. Y ahora es el turno de la Presidencia de la República y el Congreso, instituciones fundamentales para asegurar el éxito de proceso constituyente y avanzar en la tan anhelada dignidad que clama la ciudadanía de norte a sur. 

Las fuerzas del Rechazo, consientes de ello, han radicalizado sus posiciones y hoy amenazan seriamente la continuidad de este proceso de transformaciones. Tienen el poder de los medios de comunicación de las elites, el poder económico de los gremios empresariales, y el aparataje institucional a su favor. Sus campañas del terror, que repiten una y otra vez los mismos libretos, ya comenzaron. En forma de sonrisas falsas y buenos modales, el fascismo contraataca con una agenda de medidas populistas, ultraconservadoras y que retroceden en décadas las conquistas en materia de derechos humanos, de las mujeres, disidencias y del progreso civilizatorio de nuestro país.  

De nosotros, nosotras y nosotres depende continuar por la senda del Apruebo y que esa fuerza no se diluya. De los pueblos de Chile que, en noviembre, somos nuevamente convocados a las urnas a ratificar esa voluntad de construir un nuevo Chile surgida de la revuelta popular y ratificada en el plebiscito de octubre.

Autor

Imagen de Felipe Cárcamo

Jedi en sociología | Tengo 28 años | Serenense cletero | Estudio Magister en Sociología en la Universidad Alberto Hurtado y en proceso de Tesis | Interesado en movimientos sociales, extractivismos, juventudes, cultura digital y etnografía de lo digital.

¡Sudamérica es la esperanza del mundo!

 

 

 

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