Sin dudas estamos viviendo momentos claves en lo que significa la nueva etapa Constitucional de nuestro país. En este contexto nos centramos en las acciones de los nuevos procesos que van a dar como resultado una nueva carta magna. Ahora nos enfrentamos directamente a la Convención Constitucional, momento esencial para el contenido de nuestra Constitución.

 

En este punto el Estado tiene que conceder un rol que puede ser confundido con “trabas” para el fin. 

Francisco Encina (secretario ejecutivo de la Convención Constitucional) es el principal representante del Estado en estas circunstancias, y ya ha entrado en polémica, cuando los constituyentes de los pueblos originarios (con 50 constituyentes más) pidieron su renuncia, por no cumplir con requisitos específicos, se suman algunas palabras del propio Encina que justifican su actuar a través de la excusa de “ser un representante de un cargo administrativo y no político”. 

 

¿Cómo es que el representante del Estado se defina con un rol no político, cuando con claridad este es como tal? Quizás se refería a un posicionamiento político, pero se argumentó con una afirmación teórica (con lo que significa la representación del Estado). La teoría te explica la representatividad de las partes del gobierno, concluyendo con un sometimiento a la disciplina Estatal, es decir, también político (Porrúa, “Teoría del Estado”).

 

 

Sin duda va a ser un proceso muy difícil, comparable con un rompecabezas, pequeños detalles, pero no imposible. En esta vereda pueden ser sensatos con el proceso y ayudar a este “armado” o caer en el estorbo y desenfocar el motivo.

 

 

 

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